¡Alicia!
¡Hoy tuve un sueño sobre ti!
En el sueño yo te intentaba amar, pero los adultos no me dejaban.
Tu estabas en la cuarta planta de la escuela, donde las monjas viven; pero estas me alejan de ti.
Tu estabas en la librería de la escuela y a la vez en la sala de ordenadores; pero de nuevo escapabas de mi alcance.
Fui castigado por ello, por correr y correr en busca de Alicia.
Cuando terminó la escuela salía de casa por la noche y encontré al chico popular de cabeza de oso fumando con los pobres en un callejón. "Alicia está en el parque." Me dijo.
Así que fui corriendo a ese lugar cercano, al parque que se encuentra al lado de la escuela.
Y allí estabas, bailando sobre los grandes columpios de colores, en la oscuridad de la noche, alumbrada levemente por las farolas lejanas; tu figura sobre las construcciones de plástico.
¡Pero el guardia del parque, ese viejo malvado, con su linterna, su ojo ciclopéico de luz y castigo, su símbolo de adulto; no me dejó!
Alicia, una vez más de escapas de mis vista.
Y al día siguiente solamente habían deberes que realizar en clase de informática. Pero entonces... te vi por el rabillo del ojo.
Esos cabellos dorados, ese vestido azul y blanco. Esa belleza...
Y entonces, los pájaros cantaron; despertándome de mi sueño.
¡Alicia!
¡Espero que esta noche, dentro del océano de los sueños, te pueda volver a encontrar!
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